Si nunca haz considerado una ocasión especial para tomar en
consideración (por lo menos) grandes cambios, hoy es un buen día.
Si nunca haz
visto un día como idóneo para tomar una decisión importante y
replantear una situación, hoy puede ser posible.
Para occidente las tradiciones
de final de año han sido muy importantes sin distinción económica; tanto el que
puede comerse las 12 uvas mirando los fuegos pirotécnicos de Sidney en su yate,
acompañado de Champaña y Caviar, como el que no tiene gran cosa que poner en la
mesa, vive las fiestas con emoción. Es una época de celebraciones
religiosas o de parranda pero sobre todo de emoción. Una época tanto para
reunirse con la familia y amigos como para sentirse el ser más solitario del
mundo.
Cuando transcurra el tiempo y las religiones pasen a un
segundo plano, los pueblos seguirán festejando estas épocas como quiera que son
una oportunidad para dar un descanso, sobre todo al alma.
HOY es un buen día para amar, para reunirse, para
encender velas, para compartir buenos deseos, para mirar el árbol de
navidad titilar, para abrazar a los más cercanos, para emborracharse o para
quedarse sentado y en 5 minutos irse a dormir. Lo importante es vivir y vibrar,
hoy que es fácil, puesto que hay buenas energías, hoy que vemos un
momento pasar diferente a los demás. Incluso si nos coge la media noche al
borde de una larga carretera vacía y húmeda... dentro llevamos una
incomprendida sensación que nos deja por un momento circunspectos.