Cansado de ser transeúnte, decidí, porque el cuerpo quiso, adorar
los países pequeños, de seres alegres que vagan en medio de la muchedumbre
global, como espíritus de placer en sí. La gente del mercado que no habla bien ningún
idioma pero los saben todos. Que se reservan a su casa, a su sueldo, a su
pensión y a la espera de la siguiente temporada de robellones, de caracoles o
de calçots.
La calle Hospital, la Ferran, La Boquería, Las Ramblas…
-¿Cuánto me vale la cerveza? -3 euros. -Entonces ya está, cóbrese. Sin embargo, montones de restaurantes que dan ganas de sentarse a comer, bares que se tornan más acogedores con el frio invernal. Tapas andaluzas “pagadas”, pinchos vascos y mucho más. Ah... también pakistaníes vendiendo miles de móviles baratos, y putas por doquier, en el Raval.
-¿Cuánto me vale la cerveza? -3 euros. -Entonces ya está, cóbrese. Sin embargo, montones de restaurantes que dan ganas de sentarse a comer, bares que se tornan más acogedores con el frio invernal. Tapas andaluzas “pagadas”, pinchos vascos y mucho más. Ah... también pakistaníes vendiendo miles de móviles baratos, y putas por doquier, en el Raval.