20 de junio de 2009
18 de junio de 2009
Echo en falta esa piel
cho en falta esa piel y mientras tanto me tira de la lengua. Mis manos no están quietas. Mis bolígrafos se acaban. Mis falencias me hacen hablar. Me convierto en versos y todo a mí alrededor se convierte conmigo: un puente, una carretera, un árbol, el aire, la lluvia, la calle, el frío, el calor, la playa… Todo se convierte en letras, en frases que riman y que no, o que no riman aparentemente, pero sí que lo hacen. Frases que riman al final por lo que me falta, por lo que no tengo, por lo que ansío, por lo que no me llega, por lo que me mata. Siempre nos mata lo que no tenemos, amor.
Tu piel tan lejana me visita por ratos en la mañana, al transcurrir de la tarde, en medio de la noche, en medio de un sueño, en medio de mis razonamientos y en medio de mis humedades. Si. Tu piel me visita con todas las formas que ella posee; con todos sus tonos, sus resquicios, hendiduras y protuberancias; con sus sonidos, sus olores, sus tendencias, y también sus rabias; me visita. Y entre más lejana más me llega tu piel, mas me tiene loco. No aplaca ni la lluvia este recuerdo y eso que la lluvia aplaca todo lo que me hace sufrir, todo lo que no digiero; mi lluvia, mi amada lluvia que es como tu cuando estas.
La soledad, mi compañera de siempre aunque este acompañado, se nutre de la lluvia, se hace gruesa y obesa, se hace feliz, inmensa. Mi soledad no necesita policías para regirse, para decir disfruto cada gota de lluvia, cada brisa, cada salpicadura del oleaje del mar, cada grano de arena, cada recuerdo imposible de tornar, cada estela de humo que dibuja un cigarrillo, cada acento de cada letra, de cada palabra, de cada frase, de cada verso, de cada poema, de cada historia, de cada vida, de cada mundo… de cada cosa que se componga en tres dimensiones.
Tu: polígono indefinido, idea inconexa para mis labios; te quiero. Mándame muchas cartas que atajen este viento glacial, cartas las que sean que contengan acentos, letras, palabras, frases, versos… historias de hadas, que son lo que me contienen.
Mándame documentos de tu recuerdo, astas donde erigir tus viejos besos.