18 de noviembre de 2012

Se acercan las aterradoras fiestas económicas de la Navidad

Ya empiezan las canciones que nos entran en el ambiente navideño.  
Quiero adelantarme un poco a este sentimiento popular sobre el cual un año más el pobre se recoge. (Colombia tiene casi 20 millones de pobres (35%), 7 millones aprox. viven en la indigencia (17%), según CEPAL).
Mientras tanto las letras de las canciones hablan de “felicidades en los días alegres de las navidades”, de los aguinaldos parar todos, de las familias cercanas y lejanas y el enaltecimiento del amor.
Pero sobretodo se convierten estas épocas en un recurso balsámico acompañado de ritmos pegajosos sentimentales y listos para ser acompañados, en esa extraña melancolía, con un poco de licor.

La cuesta de enero ya se espera de antemano para quienes reciben mínimos ingresos, lo más parecido a un salario; para quienes la cuesta económica es la misma en noviembre que en diciembre o enero, porque no tengan trabajo, porque su sueldo, si lo tienen, es ridículo, o también porque su sueldo va a rastras con respecto a sus deudas interminables contraídas hace años, un resultado del capitalismo moderno (secreto a voces).
En los barrios más pobres prefiero no observar lo que se nota desde el balcón; y no analizar, no considerar, las situaciones de los niños, hombres, mujeres y viejos que, precisamente en estas épocas, pareciera que acrecientan sus necesidades y sus deseos. Muchos no pueden siquiera encubrir sus tristezas bajo la camiseta raída.
Ahora hablaré de la felicidad verdadera, solo unas palabras: los niños la cargan. Los niños enaltecen la felicidad sin ser consientes, no les importa su descendencia familiar, su invalidez, su enfermedad terminal, un crudo futuro, sus viejas ropas o sus juguetes reciclados. Van vestidos de felicidad y les alcanza para hacer felices a los demás. Mientras tanto los adultos la perdemos de vista incluso cuando la tenemos a montones, e incluso frente a los niños.
Pero no nos confundamos, la felicidad no vive de la nada, aunque los niños no cobren. Mucho cuidado, la felicidad no son dos tragos de una navidad y un sufrimiento el resto, hay que vogar por ella toda la vida, hay que asociarse y luchar contra la falta de seriedad ante la felicidad.
Abandona la rabia pasajera, cuida a los niños con el alma e invítate a vivir.

FELIZ NAVIDAD  FELIZ VIDA 
Ales Gutiérres

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