Los pensamientos, vagos e insensatos, como “periodistas” de nuestros sucesos nos acometen sin cesar, pero tenemos que vivir al diario, pervivir como la hiedra, trasegar como la rémora, recobrarse como la medusa Turritopsis del caribe. No hay que olvidar que las tristezas en si son una muestra de que la vida sigue siendo puro sentimiento y espiritualidad, una estación pero no una llegada. Las penas como emociones que son le proponen al corazón una función extra que ningún médico puede describir; marcan unos ritmos cardíacos inauditos y vuelven a la normalidad con el paso del tiempo. El corazón hace de cerebro, de estomago, de hígado, de pulmones… pero también de vista, olfato y tacto; se entretiene como un loquito y se despista; pero se despista de tal manera que sin darse cuenta vuelve a la normalidad. Eso es el corazón, y el corazón es el motor de la vida.
!Muchas FELICIDADES EN ESTE DIA!
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