1 de julio de 2009


Embebido


He perdido mi vista en las ruedas de la carreta que siempre impulsó mi vida;
terminando un poco pisoteada, mi vista.
Claudicando los ideales por exceso de tiempo, como todos los ideales.
Sembradas mis piernas de gravedad inefable; inefable es el peso del cuerpo.
Incrustando mi cabeza en somnolencia de amor, irreparablemente.
36 veces lloré un cumpleaños sin lágrimas y solo una vez las lágrimas fueron lloradas en si mismas, increpando al ruido de mi tenacidad.
Y este sonido pantanoso, melancólico y sublime del sendero me está dejando las entrañas embebidas de común y silvestre hombre.
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